sábado, 29 de noviembre de 2008

Bersuit Vergarabat. Al olor del hogar.


Letra de la canción Al olor del hogar
interpretada por Bersuit Vergarabat:

Mi casa era un abrazo con aromas,
afuera el mar oleaba en adoquines,
por suerte habia chapas que, en la siesta,
hacian que llover no fuera triste...
Y hablo de mi casa, nunca nuestra,
mudándonos de barrio, sin opciones,
a la hora de movernos, ¡ qué increíble
imaginar un mundo en los camiones!...
La casa, ningún living, de una pieza,
de los despertadores tan temidos,
soñando que, tal vez, quizá no suene
para ir a mi otra escuela de bandidos...
Jamás podré elogiar mi pobreza,
tan sólo es el cristal de mi pasado,
que suena, como copa, en esta noche
y abraza con su vino destapado...
Mi hermano heredándome la pilcha,
aquella que vistió también a un primo,
así que fue que aprendimos el secreto
de compartir los parches y el camino...
El carnaval y el tango fueron cuna,
mi vieja me cantó "Duerme, negrito"
y en mi segundo hogar, el Gallinero,
mi viejo me soñó como Angelito...
Jamás podré elogiar a mi pobreza,
tan sólo es el cristal de mi pasado,
que suena, como copa, en esta noche
y abraza con su vino destapado...

jueves, 27 de noviembre de 2008

Último amor.




Según José Angel Buesa...



ÚLTIMO AMOR











Yo andaba entre la sombra,


cuando como un fulgor llegaste tú; de pronto,


con el último amor.


Pero bastó un efluvio de antiguas primaveras


para reconocerte, para saber quién eras.


Y eras la misteriosa mujer desconocida


que entristeció de un sueño lo mejor de mi vida;


la de las tardes grises y los claros de luna,


la que busqué entre tantas y no encontré en ninguna.


Y hoy tal vez como un premio, tal vez como un castigo,


lo mejor de mi vida será morir contigo.


He pensado esta noche, sintiéndote tan mía


que así como llegaste, pudieras irte un día.


Lo he pensado eso es todo, pero si sucediera,


dejaré que te vayas sin un adiós siquiera.


Y cuando te hayas ido —yo que nunca me quejo—,


me vestiré de luto y aprenderé a ser viejo.


Pero si me muriera sin poder olvidarte


y después de la muerte se llega a alguna parte;


preguntaré si hay sitio, para mí, junto a ti.


Y Dios, seguramente, responderá que sí.

José Ángel Buesa
Según Vicente Aleixandre....
El Último amor
I
Amor mío, amor mío.
Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo.
Y acaba de irse aquella que nos quería.
Acaba de salir. Acabamos de oír cerrarse la puerta.
Todavía nuestros brazos están tendidos.
Y la voz se queja en la garganta.
Amor mío...Cállate.
Vuelve sobre tus pasos.
Cierra despacio la puerta, si es que no quedó bien cerrada.
Regrésate.
Siéntate ahí, y descansa.
No, no oigas el ruido de la calle.
No vuelve. No puede volver.
Se ha marchado, y estás solo.
No levantes los ojos para mirarlo todo,
como si en todo aún estuviera.
Se está haciendo de noche.
Ponte así: tu rostro en tu mano.
Apóyate. Descansa.
Te envuelve dulcemente la oscuridad,
y lentamente te borra.
Todavía respiras.
Duerme.Duerme si puedes.
Duerme poquito a poco, deshaciéndote, desliéndote
en la noche que poco a poco te anega.
¿No oyes? No, ya no oyes.
El purosilencio eres tú,
oh dormido, oh abandonado,oh solitario.
¡Oh,
si yo pudiera hacer que nunca más despertases!
II
Las palabras del abandono.
Las de la amargura.
Yo mismo, sí, yo y no otro.
Yo las oí. Sonaban como las demás.
Daban el mismo sonido.
Las decían los mismos labios,
que hacían el mismo movimiento.
Pero no se las podía oír igual.
Porque significan: las palabras
significan.
Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido,
y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...
Yo las oí.
Y su sonido final fue como el de una llave que se cierra.
Como un portazo.
Las oí, y quedé mudo.
Y oí los pasos que se alejaron.
Volví, y me senté.
Silenciosamente cerré la puerta yo mismo.
Sin ruido. Y me senté.
Sin sollozo.
Sereno, mientras la noche empezaba.
La noche larga. Y apoyé mi cabeza en mi mano.
Y dije...Pero no dije nada.
Moví mis labios.
Suavemente, suavísimamente.
Y dibujé todavía
el último gesto, ese
que yo ya nunca repetiría.
Vicente Aleixandre

martes, 18 de noviembre de 2008

Hombres.


Hombres.
Tan diáfanos y opacos.
Hombres.
Mi abuelo, mi padre, mi hermano,
mi hijo, mis amores,
mi amor...Amor.
Hombres.
Presentes, pasados , latentes.
Hombres.
Que son el deseo, el amor,
el desarraigo, el destino,
el misterio, el dolor.
Hombres.
Que llegan. Irrumpen,
para nunca más irse
para partir sin dejarme.
Dislocándose. Bilocándose.
Están. Sin estar.
Y se quedan ahí
en dónde alguna vez
inténsamente estuvieron.
Hombres.
Traidores. Sin grandeza.
Sin gestos. Sin pasión.
Que no reconocen lo recibido,
y tampoco aceptan la derrota.
Que golpean una y otra vez,
con o sin razón,
con o sin sentido.
Silencio. Gritos.
Violencia brutal.
Toda la furia desatada,
final, patética.
Hombres.
Que guardan momentos,
para escucharme,
para pensarme,
para llamar a deshoras.
y a deshoras, pero a tiempo,
golpean puertas,tocan timbres,
reclaman, luchan por mí.
Hombres.
Que me rescataron, me rescatan y me rescatarán.
Que inventan palabras:
amorejada, amorestada,
vórtice vital, choque de astros.
Tan sólo para provocar mi risa,
las pronuncian y las gravan en mi piel,
con sus labios, sus manos, sus lenguas
y dejar esa marca de felicidad
que tanto aman.
Hombres.
Viento arrasador
con olor y color a mar,
tormentas bravías
que vencen rutas imposibles.
Hombres.
Pasión irracional,
primitiva y originaria.
Y yo allí, aquí, dónde sea...
Contemplándolos:
como la Vida y la Muerte.
Adorándolos:
como sacerdotiza ante un altar.
Admirándolos:
por su inteligencia, sus formas, su fuerza.
Deseándolos:
en mis horas, mis días, mi vida.
Comprendiéndolos:
con sus luces y sus sombras.
Hombres.
Hombres.
Hombres.
La Negra.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Viceversa.




Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea resumiendo estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero que lo segundo
y también
viceversa.
Mario Benedetti