miércoles, 30 de abril de 2008

Hoy no es jueves. Sí, es otoño. Hace frío.


Hoy no es Jueves. Sí, es otoño. Hace frío. Recordé por esos laberintos que tiene la mente un poema de César Vallejo. Es triste. Soy triste. No creo que yo muera en Paris. Tampoco creo que me gustaría morir allí. Mucho no me importa. Solo me importaría en ese momento haber dejado las cuentas claras. No importo yo ahora ni lo que pienso, lo importante es este hermoso poema que quiero compartir con uds.

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


César Vallejo
Nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892.
Murió en Paris, un día del cual tenía ya el recuerdo, en 1938

sábado, 26 de abril de 2008

Para vos esperando que algún día me entiendas.


Ojalá algún día logres entenderme. Ojalá que no sea cuando sea tarde...todavía quiero dar, todavía tengo ganas, todavía soy capaz de luchar y aún me siento joven...y te siento joven..todavía hay tiempo...ojalá algún día logres entenderme...ojalá que no sea cuando sea tarde.
No ha sido fácil
Yo, vine creciendo y me forjé
cual mi generación distinta
a la de ayer.
Soy, continuidad de mi niñez,
que es hija del sudor
de los brazos que ame.
Soy como quisieron ser
pero tratando de ser yo,
ni menos mal
pero en verdad
ni menos bien.
No ha sido fácil tener
una opinión que haga
valer mi vocación
mi libertad
para escoger.
Amo sin ver lo que en el futuro
tenga que acontecer
dejo al sentir más puro,
florecer.
Ámame sin temor alguno
que yo he de prometer
fidelidad a mi modo de ser.
Yo, yo sólo tengo la razón
de quien quisiera ser
mejor de lo que ayer.
Yo, pongo en tu mano el corazón
con toda mi virtud,
mi egoísmo también.
Sufre conmigo el error que cometeré
goza también lo que de bien
se ha de lograr sin pretender.
Sube conmigo a encontrar el escalón
que evocaré para llegar
a ese lugar que un día soñé.
Ojalá...simplemente...pongo en tus manos mi corazón apasionado...a veces egoista... pero siempre enamorado.

lunes, 21 de abril de 2008

Ya ves...

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Ya ves, a veces me canso de ser hombre y también
me agota escuchar que todo va bien,
y ver tristes hombres mirando al sur,
y no existir si no me miras tú.

Ya ves, a veces me canso de perderte y saber
que estamos solos y no va a volver
Guevara para darme la razón
de no verte tendida en mi colchón.

Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si hoy se cae La Habana,
¿el día de mañana
quién será nuestro dueño?

Así yo canto para recordar
que sigues a mi lado,
que aún sueñas despierta
porque así vencemos el cansancio.
Así yo canto para recordar
que aún seguimos vivos,
si no ves más allá de tu horizonte
estaremos perdidos.

Ya ves, a veces me canso de ser libre,
de ser libre para venderme
y caer muerto donde mi libertad prefiera,
siempre al otro lado de tu frontera.

Ya ves, a veces me canso de mí
y de no tener valor para buscarte
y cometer todo delito que este amor exija.
"Quieta ahí, tus labios o la vida".

Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si arde Lacandona
si Marcos abandona,
¿quién será nuestro dueño?

Así yo canto para recordar
que sigues a mi lado, q
ue aún sueñas despierta porque así
vencemos el cansancio.
Así yo canto para recordar
que aún seguimos vivos,
si no ves más allá de tu
horizonte estaremos perdidos.

domingo, 13 de abril de 2008

El Tiempo, ese otro Rio.


EL HACEDOR

Somos el río que invocaste, Heráclito.
Somos el tiempo. Su intangible curso
acarrea leones y montañas,
llorado amor, ceniza del deleite,
insidiosa esperanza interminable,
vastos nombres de imperios que son polvo,
hexámetros del griego y del romano,
lóbrego un mar bajo el poder del alba,
el sueño, ese pregusto de la muerte,
las armas y el guerrero, monumentos,
las dos caras de Jano que se ignoran,
los laberintos de marfil que urden
las piezas de ajedrez en el tablero,
la roja mano de Macbeth que puede
ensangrentar los mares, la secreta
labor de los relojes en la sombra,
un incesante espejo que se mira
en otro espejo y nadie para verlos,
láminas en acero, letra gótica,
una barra de azufre en un armario,
pesadas campanadas del insomnio,
auroras, ponientes y crepúsculos,
ecos, resaca, arena, liquen, sueños.

Otra cosa no soy que esas imágenes
que baraja el azar y nombra el tedio.
Con ellas, aunque ciego y quebrantado,
he de labrar el verso incorruptible
y (es mi deber) salvarme.


Jorge Luis Borges, 1981

martes, 1 de abril de 2008

2 de Abril dia del veterano de Malvinas



Juan Lopez y John Ward.
Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, aupiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges.
en Los Conjurados
(1985)