sábado, 24 de enero de 2009

Tu cuerpo.


A veces mi alma, se sumerge
en paranoicos embudos,
en laberínticas pesadillas.
Me veo junto a otros, entregado.
Estamos fatídicamente entregados, como muertos.
Inspiramos fuego y odio.
Exhalamos esperanzas e ilusiones.
Agoreras aves sobrevuelan
un rojo cielo que llueve lava.
Cada gota baña cubriendo de fracasos.
Buscando salvarse, miles de Abeles
se transforman en Caines.
A pesar de todo lucho
me escudo en el recuerdo de tu cuerpo
que me rescata
de tanto horizonte sin destino.
De tantas traiciones cotidianas.
De tantos espejismos delirantes
que brillan gloria y oro
y entregan opacos lodazales.
La Negra

2 comentarios:

Unknown dijo...

me encanta como tejes las palabras...

Anónimo dijo...

si definitivamente sos una muy buena escritora y te deseo todad la suerte ,con tus poesias , son brillantes