viernes, 4 de julio de 2008

Miradas Prestadas: Ariadna.


Tengo la necesidad de contarle. A mí también me pasó, como ud. lo contó. Quiero hablar...no quiero tener rencor contra la gente. La Yamila y la Nadia me conocen, soy amigas de ellas desde el jardín. Fuimos a la salita amarilla en el jardincito "Los soles" ¿lo conoce? Sí, el del Barrio San Alberto. Soy buena , se lo juro.
Ay! me aparece su cara una y otra vez, y no quiero. Lo veo por las noches, hace años que no duermo. Recuerdo su mano en mi hombro y vuelvo a temblar...¿Sabe? si alguien me roza quiero gritar.
¿Por qué no grité? ¡Dígame! ¿Por qué?...¡NO!, no quiero agua, necesito hablar...desde ese día me siento sucia y quiero limpiarme.
Ese domingo fuimos como siempre a lo de mi abuela Chola. Es la mamá de mi mamá. Vive en Garín. Nos gustaba ir siempre porque tiene muchos árboles en los que nos podiamos trepar y hacíamos lo que queríamos. La abu es buena. Ella no sabe nada, se lo juro.
Somos siete hermanos, yo soy la única nena. Todos nos parecemos a mi papá, así como me ve, rubios de ojos celeste y blanquísimos. Mire mis pecas, ¿las ve? ¿son feas? El único distinto es el Brian que tiene pelo negro.
Yo soy la del medio. Mi preferido es el Jhony, desde que nació lo cuido. Mi mamá trabaja por horas y mi papá hace changas en la Capital para mi...tío. Así que vuelven a la noche.
Ese domingo fuimos sólo tres. Kevin, Brian y el Ian tenían partido. Y al Jhony mamá lo llevó al hospital a la Capital. Tenía asma o algo así, creo...No, se...
La abu Chola nos dió de comer y mis hermanos fueron a treparse a los árboles. Yo estaba cansada.
Ay, Dios!, tenía ocho años, ¿se lo dije?. Sí, ocho, por Dios!!!!
Fui al baño para lavarme las manos y ví que se abría la puerta. Por el espejo ví que era mi tío. Seguí lavándome y él me tomó por el hombro.
¡Cerró la puerta!
¡Cerro la puerta!
¿Por qué no grité? ¿Por qué me quedé quieta? Explíqueme, ¿Por qué fui tan cobarde? ¿Por que....?
Sí, gracias. Estoy mejor. Deme un poco más agua. Pero déjeme seguir, quiero hablar....
No quiero contar lo que me hizo...¿se imagina?...sí, ya se, no necesita detalles...
Pasaron los años y guardé silencio. Ibamos los domingos pero cuando podía inventaba algún dolor o le pedía a la Yesi que me invitara a la casa...
Pero lo veía siempre, todas las noches...lo sigo viendo....Quiero que se vaya, ¡Ayúdeme!
No quiero vivir odiando a otra gente por su culpa...él es al que odio...¿me entiende?
Por eso hablé, se lo conté a mi mamá. Ella no le quiere contar a mi papá porque tiene miedo de que lo mate, ¿me entiende? y mi tio le da trabajo. ¡Pero yo quiero salvar a mis hermanos!
¡Me muero si agarra al Jhony!
Mamá ya no nos deja ir. Dice que soy valiente porque pude hablar...Y ahora se lo cuento a ud. profe, quiero olvidarlo...¡Ayúdeme! No quiero sentirme más sucia.
Soy Ariadna, tengo doce años...
La Negra

1 comentario:

Fernando Guilla dijo...

Muy crudo y realista relato. Traducir ése dolor en éste cuento, de la manera en que lo hiciste, hace que sientamos en carne propia todas las injusticias que permite la miseria humana. Gracias por comprartirlo.