sábado, 17 de noviembre de 2007

Las poetas que pueblan mi mundo.


En la poesìa reconozco influencias femeninas una de ellas es la de Juana de Ibarbourou. De ella me veo influida por su contenido eròtico, y por la sencilles de su lenguaje.
Juana de Ibarbourou (Melo, 8 de marzo de 1892 - Montevideo, 15 de julio de 1979), poetisa uruguaya.
Como indica el Registro Civil, nació en 1892, aunque ella proclamaba haber nacido en 1895. Su nombre era Juana Fernández Morales, pero se hizo conocida como Juana de Ibarbourou, tomando el apellido de su marido, el capitán Lucas de Ibarbourou, con quien se casó a los veinte años. Su padre era español, gallego, nacido en Lourenzá (Lugo) —cuya biblioteca municipal lleva el nombre de la poetisa— y su madre pertenecía a una de las familias españolas más antiguas del Uruguay.
Alcanzó una gran popularidad en el ámbito hispanohablante por sus primeras colecciones de poemas. Fue elegida miembro de la Academia uruguaya en 1947, y en 1959 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez. Sus obras están marcadas por el modernismo y, temáticamente, exaltan la maternidad, la belleza física y la naturaleza, con cierto lastre retórico.
Algunos de sus poemas:
AMÉMONOS
Bajo las alas rosa de este laurel florido,
amémonos. El viejo y eterno lampadario
de la luna ha encendido su fulgor milenario
y este rincón de hierba tiene calor de nido.
Amémonos. Acaso haya un fauno escondido
junto al tronco del dulce laurel hospitalario
y llore al encontrarse sin amor, solitario,
mirando nuestro idilio frente al prado dormido.
Amémonos. La noche clara, aromosa y mística
tiene no sé qué suave dulzura cabalística.
Somos grandes y solos sobre el haz de los campos
y se aman las luciérnagas entre nuestros cabellos,
con estremecimientos breves como destellos
de vagas esmeraldas y extraños crisolampos.
FUSIÓN

Mi alma en torno a tu alma
se ha hecho un nudo apretado y sombrío.
Cada vuelta del lazo sobre humano
se hace raíz, para afianzarse hondo,
y es un abrazo inacabable y largo
que ni la muerte romperá.
¿No sientes
cómo me nutro de tu misma sombra?
Mi raíz se ha trenzado a tus raíces
y cuando quieras desatar el nudo,
sentirás que te duele en carne viva
y que en mi herida brota sangre tuya.!
Y con tus manos curarás la llaga
¡y ceñirás más apretado el nudo!
LA HORA

Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora , que tengo la carne olorosa,
y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera

Ahora que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.
Después...¡oh, yo séque nada de eso más tarde tendré!
Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

Hoy, y no más tarde.
Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
hoy, y no mañana.
Oh amante, ¿no vesque la enredadera crecerá ciprés?

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