Les presento a un cantante y compositor que quiso el destino que lo viera por primera vez en Mar del Plata...como lo muestra la foto, pero se me hace que lo conozco desde siempre. Es dificil describir una voz, pero si lo hiciera diria que la suya es clara, simple y transparente como su alma. Y sus composiciones reflejan la sensibilidad de su corazòn. Ojalà algùn dìa comprenda el inmenso valor que tienen los hijos de su arte...y como si fuera todo esto poco, la vida no solo me dio el placer de conocerlo sino de regalarme la dicha de que sea mi compañero de ruta. Con todo mi admiraciòn y cariño les entrego una muestra de su maravilloso mundo.
Zamba para doña Santos
Nació ésta zamba una noche,
Con el recuerdo en mi voz,
De aquellas tardes pasadas, con mates y charlas,
De cuentos de ayer.
Leyendas, duendes y almas, logrando la calma
En mi inquieta niñez.
Recuerdo verla en el patio,
Bajo la viña su voz,
En la vieja Villa Cubas, su tierna figura,
Su eterno bastón,
Su lenta prisa, bien muda, buscando en la luna
La voz de su amor.
Manos que siembran la tierra,
manos que han sembrado el sol.
De aquellas cinco semillas
pariste a mi “tata” que me hizo cantor,
Y hoy mi canto se hace grande,
por tener las sangre de tu corazón.
Mujer de tanta familia,
y a la vez gran soledad.
Mujer que busca impaciente, detrás de la muerte,
A su viejo amar.
Mujer que en vida fue fuerte, buscando la suerte
Para los demás.
Humilde con tus palabras,
Sabiduría y verdad,
Sonrisa tierna y sincera, de madre tan buena,
Tan llena de edad.
Junto a su rosario reza, contra la pobreza,
Para los demás.
Fernando Guillamondegui
Nació ésta zamba una noche,
Con el recuerdo en mi voz,
De aquellas tardes pasadas, con mates y charlas,
De cuentos de ayer.
Leyendas, duendes y almas, logrando la calma
En mi inquieta niñez.
Recuerdo verla en el patio,
Bajo la viña su voz,
En la vieja Villa Cubas, su tierna figura,
Su eterno bastón,
Su lenta prisa, bien muda, buscando en la luna
La voz de su amor.
Manos que siembran la tierra,
manos que han sembrado el sol.
De aquellas cinco semillas
pariste a mi “tata” que me hizo cantor,
Y hoy mi canto se hace grande,
por tener las sangre de tu corazón.
Mujer de tanta familia,
y a la vez gran soledad.
Mujer que busca impaciente, detrás de la muerte,
A su viejo amar.
Mujer que en vida fue fuerte, buscando la suerte
Para los demás.
Humilde con tus palabras,
Sabiduría y verdad,
Sonrisa tierna y sincera, de madre tan buena,
Tan llena de edad.
Junto a su rosario reza, contra la pobreza,
Para los demás.
Fernando Guillamondegui
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